**La democracia argentina: ¿corroída por la polarización?**
Dante Avaro
22/05/2024
A finales del año 2023, la Fundación del Español Urgente (FundéuRAE) eligió al término polarización como palabra del año. En este contexto, ¿cuánta importancia tiene el concepto de _polarización_ para entender la vida democrática en Argentina? ¿Qué relevancia tiene para nuestros diálogos políticos? ¿Cuán instalado está en la opinión pública? Comenzaré por analizar la última pregunta, luego abordaré las dos primeras de manera conjunta.
Recientemente, la consultora Edelman llevó a cabo un estudio demoscópico ([Edelman Trust Barometer](OP-EDs/2023%20Edelman%20Trust%20Barometer%20Global%20Report.pdf), 2023) en donde se le preguntó a los encuestados dos cosas muy importantes en relación con la polarización. Por un lado, cómo diagnosticaban la situación de su país (lo más cercano a un juicio evaluativo); por otro lado, si percibían o avizoraban que esas divisiones se podían superar (lo más cercano a un juicio prospectivo). Dentro del conjunto de países analizados se estudiaron cuatro democracias de la región. El estudio etiquetó a Argentina y a Colombia como democracias “severamente polarizadas”, mientras que a Brasil y a México en “peligro de severa polarización”.
Según estos resultados, la polarización ha calado profundo en la opinión pública. Sin embargo, sabemos que los múltiples públicos ciudadanos —con diferentes ritmos, intenciones e intensidades— van tejiendo una trama que conocemos como opinión pública. Esa opinión sobre lo público, lo común, lo que se supone de interés general, lo que, en definitiva, nos afecta en conjunto, es, en toda sociedad medianamente compleja, un conocimiento de segunda mano. Esa mediación supone, entre otros asuntos, una contraposición entre la realidad y las noticias. Para decirlo con la célebre fórmula del prestigioso Walter Lippmann: supone un acomodo frágil entre el mundo exterior y las imágenes que nos hacemos de él en nuestras cabezas. Más tarde, el especialista en comunicación política Maxwell E. McCombs, denominará a este asunto como “realidad incompleta”. Aun cuando sea incompleta, ¿tiene sustento la imagen que se hacen los encuestados sobre la polarización? Veamos.
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El Gráfico 1 presenta una comparativa sobre la polarización política para la casi totalidad de los países del continente americano. Aquí decidimos comparar el año 2023 frente a lo que acontecía en el año 2000. En base a datos recopilados por el Proyecto Varieties of Democracy (Departamento V-Dem de la Universidad de Gothenburg, liderado por el profesor Michael Coppedge), se puede observar que la polarización ha afectado a la mayoría de las democracias. Los datos recopilados por el proyecto V-Dem van más allá de las meras discusiones políticas y cómo son percibidas; también, tratan de capturar cómo las diferencias políticas moldean o afectan múltiples relaciones sociales (amistad, familia, laborales, entre varias otras). Si los valores se acercan a 0, quiere decir que las diferencias políticas no afectan casi nada o muy poco; mientras que valores cercanos a 4 afectan mucho y las relaciones sociales se vuelven hostiles. El conjunto de países que están por encima de la línea (triángulo superior izquierdo) ha sufrido, en el lapso de dos décadas, un incremento de la polarización política. Los casos de Argentina, Brasil, Bolivia, México, Nicaragua, EE.UU. y Venezuela son significativos.
Argentina pasó de tener una puntuación de 2.29 en el año 2000, a un puntaje de 3.65 el año pasado. Un deterioro significativo que se manifiesta en la calidad del diálogo público. Así, se puede afirmar que la opinión pública es consciente de este asunto; los datos lo demuestran. Sin embargo, tomar nota del asunto no implica, _ipso facto_, remediarlo. Si bien los humanos somos criaturas curiosas, inevitablemente necesitamos orientación. Aunque sea limitada y por momentos tibia, resulta mejor que no tener nada, puesto que la naturaleza humana detesta el vacío, como ya nos advirtió François Rabelais, según las andanzas de Gargantúa y Pantagruel.
En conclusión, una orientación mínima nos evitará, seguramente, males mayores. Porque sin orientación aparecerán los “demonios del mediodía”, ese terreno propio de la acedia que, resulta imperioso recordarlo, para los griegos era _akédia_: descuido o falta de cuidado. En otras palabras, a la polarización se la contrarresta mejorando la vida democrática (bajo el lema _consilio et prudentia_), no luchando contra ella bajo el argumento temerario de profundizarla.
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