**La democracia argentina: una breve descripción sobre el diálogo público.** Dante Avaro 23/05/2024 ¿Cómo es el diálogo público en Argentina? Responder esta pregunta tiene su complejidad. A continuación, presento el rol y la importancia que tiene el diálogo público en la democracia, tras lo cual describo el panorama argentino. La política es el terreno ríspido de los desacuerdos ineludibles o, como se suelen caracterizar en la filosofía política, ineliminables. Los desacuerdos, en tanto manifestación de los conflictos, están ahí como una roca muda: fríos, macizos e inmutables. Lo que llamamos política es la resultante de una combinación variable entre fuerza y persuasión; la misión de la política consiste en lidiar con esa muda roca. Los clásicos griegos y latinos lo intuyeron con perspicacia y sus enseñanzas perduran en nuestra tradición, es decir, constituyen nuestra experiencia. En política, hay desacuerdos sobre creencias, ideas e intereses —entre otros muchos asuntos catalogados como doxásticos—, pero también los hay sobre hechos, p.ej. “reducir las retenciones a las exportaciones promueve la inversión bruta de capital”. En la vida democrática, ambos tipos de desacuerdos (normativos y fácticos) aparecen entrelazados. Por tanto, más allá de lo que cada uno piense acerca de cómo debe ser la política, la fuerza termina haciendo mancuerna con la persuasión. Aunque en la actualidad sabemos que la persuasión pone en juego otras facultades además de la palabra (p.ej. los ojos, la mirada, el espectáculo observado), la tradición clásica —que hizo del _logos_ el lugar central para el arte político— todavía hoy ocupa un lugar central en nuestra vida democrática. Argumentar y contraponer discursos es reconocer con el otro, en tanto antagonista, una dinámica dialógica. Este diálogo público, _grosso modo_, es lo que cualquier examen empírico sobre la deliberación trata de aprehender.   Hasta ahora he presentado de qué se trata el diálogo público; a continuación, describo la situación imperante en Argentina. Para ello, recurro a datos recopilados por el Proyecto Varieties of Democracy (Departamento V-Dem de la Universidad de Gothenburg, liderado por el profesor Michael Coppedge) y presento tres gráficos que sirven para describir un panorama general. En el primero de ellos, se observa que, desde el año 2000, la _polarización en la sociedad_ no ha parado de crecer (los valores cercano a 4 representan una polarización nula, mientras que los valores cercanos a 0 representan una polarización muy seria). Por su parte, la _polarización política_ ha tenido un comportamiento similar. En efecto, la polarización política (_i.e._ la creciente dificultad para las interacciones amistosas entre antagonistas políticos) pasó de un valor de 1.98 en 1986 a 3.65 en 2023 (valores cercanos a 0 representan una polarización muy baja o nula, mientras que valores cercanos a 4 representan una muy severa polarización). A lo anterior se agrega la dimensión _discurso de odio en los partidos políticos_, que acompaño ésta marcada tendencia (valores cercanos a 0 denotan que los discursos de odio son regulares, sistemáticos y de alta frecuencia, mientras que valores cercanos a 4 representan su escasa habitualidad). En 1986, esta dimensión asumía el valor de 3.56, mientras que en 2023 llegó a 2.81. Por último, en el caso de _respeto por los contraargumentos,_ los valores cercanos a 0 indican que los contraargumentos de los opositores no son permitidos o están castigados, mientras que en valores cercanos a 5 los contraargumentos enriquecen la toma de decisiones públicas. Su deterioro es considerable, debido a que en el año 1986 asumía el valor 4.16, mientras que en el año 2023 se había desplomado a 2.06. ![[Pasted image 20240610004431.png]] Frente a este panorama general de retroceso en el diálogo público, cabe la posibilidad de mirar en detalle algunos aspectos particulares. El objetivo no reside en buscar la desesperanza, sino en especificar en dónde están las alarmas que suenan todas las mañanas en nuestra democracia, lo que permitiría —conocimiento mediante— actuar en consecuencia. Expongo esta situación para concluir. ![[Pasted image 20240610004447.png]] El Gráfico 2 compara el respeto por la contraargumentación en 2000 y 2023, y cubre la mayoría de los países del continente americano. Aquí se puede observar cómo el deterioro argentino nos empuja hacia el selecto club de países en donde no sólo no se toman en cuenta los contraargumentos, sino que también, por diferentes métodos, se acalla a la oposición. El Proyecto V-Dem elabora un _Índice de Deliberación Democrática_ (ver Gráfico 3). Este índice nos muestra que el declive del diálogo político en Argentina resulta persistente desde la crisis del 2001-2002. La leve recuperación producida entre 2015 y 2019 resulta llamativa al contrastarla con el empeoramiento producido para el promedio de América Latina. Sin embargo, desde 2020 la tendencia parece volver al mismo sendero anterior. ![[Pasted image 20240610004503.png]]    Frente a este panorama surgen muchas preguntas. Una me parece particularmente significativa: ¿quieren los actores políticos volver a una situación parecida a la imperante en las décadas de los ochenta y noventa? Si ese fuera el caso, ¿resulta posible? ¿Qué incentivos tendrían para que ello sea así? Lo que ocurra en los próximos años seguramente servirá para contestar, aunque sea parcialmente, estas preguntas. Categoría: #inédita Tags: #Argentina #democracia #política #Milei